Con esta sentencia comienza el artículo Dormir poco para no desperdiciar tiempo no conduce al éxito sino a la ruina emocional de David Simon Alva, en México Pragmático. La línea forma parte de un verso de la canción de Warren Zevon, un cantautor estadounidense cuyas letras presumían de ironía:
“Dormiré cuando esté muerto, hay mucho que hacer, hay mucho en la granja…”
La canción, cuyo título es igual al de esta entrada, discurre sobre una vida repleta de excesos y diversión. Zevon habla sobre alguien que tiene una actitud desafiante hacia la noción del descanso, y está dispuesto a asumir las consecuencias para su salud física y mental. Aunque el protagonista al que refiere el cantautor gasta la mayor parte de su tiempo consumiendo alcohol y otras sustancias, también aplica al estilo de vida actual, saturado de actividades, de una gran parte de personas. Esta entrada es sobre ese tema.
Desde muy temprano, ponemos el pie en el acelerador para llegar a tiempo al trabajo, donde pasamos más de la tercera parte de la jornada diaria. Para que nuestra vida no gire en torno a la “chamba”, buscamos a toda costa que no se trate sólo de eso, por eso sacrificamos horas de sueño para hacer ejercicio, leer, pasar tiempo con la familia y los amigos o ver una película, aún en detrimento de nuestra salud. Nos presionamos nosotros mismos y, además, somos presionados por la sociedad.
En el entorno laboral, por ejemplo, es premiado quien llega antes y se va después. La familia suele alabar al miembro que practica algún deporte o desempeña con aplomo algún hobbie. “Juan hace esto, Leticia hacia lo otro”. En contraposición, la persona que hace menos es etiquetado como ocioso, de no dar el “máximo”. Hay una fuerte asociación entre éxito y dormir o descansar poco. Veamos.
La “Dama de Hierro” tenía la reputación de dormir sólo 4 horas por noche. Sí, Margaret Thatcher, exprimera ministra británica, era tachada de insomne por sus colaboradores porque podía trabajar hasta las tres de la madrugada y despertarse en dos horas para escuchar la radio. De hecho, los líderes tienen esa reputación de dormir poco. El mismo Napoleón Bonaparte, cuando le preguntaban cuánto dormir, solía responder que un hombre debía hacerlo seis horas; una mujer, siete; y, un tonto, ocho. Sus palabras mostraban menosprecio hacia el descanso.
En la esfera de las finanzas, dormir poco es loable. De acuerdo con Geraint Anderson, quien trabajó en la compra y venta de valores durante 12 años, los corredores de bolsa suelen presumir sobre lo poco que duermen. Los horarios de trabajo son de hasta 12 horas y además socializan muchas veces hasta las 3 am.
En los negocios dormir poco también parece un indicador de éxito. Indra Nooyi, una leyenda del liderazgo empresarial y exCEO de PepsiCo, dormía una tercera parte de la noche. Entre creativos y artistas, pasa lo mismo: el horario nocturno parece la mejor puerta para el ingenio, pero, ¿a pesar de qué?
Hace siete años, el neurocientífico Adrian Owen realizó un experimento, en dos ocasiones, con dos grupos de personas: uno que había tenido una noche de sueño normal y otro que había dormido únicamente cuatro horas. La prueba consistió en identificar, en una pantalla, el color de una palabra ubicada en la parte superior y pulsar en la parte inferior la que fuera igual. La conclusión del estudio fue, a partir de resonancias magnéticas realizadas a los cerebros, que dormir poco afecta la cognición, la memoria y la capacidad de concentración de las personas.
Ahora, ¿cómo repercuten las pocas horas de sueño o el insomnio en la salud física? Dormir poco tiempo todos los días puede provocar enfermedades como hipertensión, obesidad, infartos, ataques cardíacos, así como el desarrollo de algunas patologías psiquiátricas como estrés, depresión y paranoia. En relación con estas últimas, hay casos que demuestran que pocas horas de sueño pueden llevar al suicidio, como ocurrió con Sarvshreshth Gupta.
Gupta trabajaba como analista financiero en Goldman Sachs, en San Francisco, cuando fue encontrado muerto, el 16 de abril de 2015, antes de las 7 am, en un estacionamiento junto al edificio donde vivía. Tenía sólo 24 años. De acuerdo con lo que relata su padre, su hijo vivía abrumado por su jornada laboral, la cual era hasta de 20 horas al día. La noche antes de morir, lo llamó para contarle que llevaba 72 horas despierto por trabajo y que, de hecho, esa mañana tenía una reunión con un cliente. Ya sea por el exceso de trabajo o las pocas horas de sueño, Gupta “durmió cuando murió”.
El caso de este joven no es el único y no debe sorprendernos. Como mencioné antes, se nos quiere implantar la idea de que el sueño es una barrera para el éxito. Cuando Elon Musk compró Twitter, a la par despidió a 3,700 empleados y pidió a los que se quedaron que trabajaran hasta 12 horas, 7 días a la semana. Algunos llegaron a considerar llevar un saco de dormir a la oficina para completar sus actividades. Parece demasiado, ¿no? Lo es.
Bajo esa idea, esta entrada es un llamado a dormir lo suficiente. Es una invitación a quitar el pie del desacelerador; a remar contra corriente, contra una sociedad que nos quiere activos todo el tiempo y en donde se multiplican modelos de éxito asociados con la vigilia. Quizá el sacrificio debe de ser al revés. Quizá haya que renunciar a horas laborales, hobbies u otras actividades para dormir más, con tal de que mañana haya algo que contar.
BBC Mundo (2013, 14 de abril). Thatcher, sus cuatro horas de sueño y otros líderes insomnes. BBC Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/04/130411_curiosidades_dormir_poco_thatcher_lideres_finde_np
Simon Alva, D. (2024, 23 de julio). Dormir poco para no desperdiciar tiempo no conduce al éxito sino a la ruina emocional. México Pragmático. Recuperado https://mexicopragmatico.com/dormir-poco-para-no-desperdiciar-tiempo-no-conduce-al-exito-sino-a-la-ruina-emocional/ /
The New York Times (215, 03 de junio). This 24-year-old banker struggled with quitting his Goldman Sachs job before he died. The New York Times. Recuperado de https://financialpost.com/executive/careers/24-year-old-banker-struggled-with-quitting-his-goldman-sachs-job-before-he-died
María Luisa Guzmán Vázquez
Redactor en EXPOSTFan from hell de The Office, Bowie y de los michis. Mamá de tiempo completo. Aspirante a escribir cuentos cortos y correr un maratón. Alguien me dijo que si fuera música sería post-punk.
Todos los derechos reservados IEXE 2022 Aviso de Privacidad Contacto