El precio del “desperdicio de cerebros” en Estados Unidos

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icono de calendario25/11/2024 6 min de lectura
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Desde hace algunos años, hemos escuchado sobre lafuga de cerebros”. Aunque parece un término relativamente nuevo, en realidad, fue utilizado por primera vez en 1963, por la Royal Society – una de las instituciones de ciencias más prestigiosas del mundo – para referirse a la emigración de científicos británicos hacia Estados Unidos, un fenómeno que afectaba la economía de Reino Unido. 

Con el paso del tiempo, la expresión “fuga de cerebros” se generalizó para describir la migración de académicos y profesionales de los países en desarrollo hacia los países industrializados. Por supuesto, este traslado llevaba también en las maletas beneficios para las naciones ricas, ya que estas aprovechaban las inversiones realizadas por los países pobres en la formación de talento humano. A esta dinámica, en 1972, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo denominó «transferencia tecnológica inversa»

Definición de “desperdicio de cerebros”

Ahora, ¿qué es el desperdicio de cerebros? Evidentemente, sin la fuga de los mismos, no puede ocurrir. El despilfarro tiene lugar cuando muchos de estos migrantes no logran acceder a empleos que corresponden a sus habilidades y competencias. La primera vez que se observó esto fue después del colapso de la Unión Soviética y el Tratado de Varsovia, a finales del siglo XX, debido al notable éxodo de profesionales altamente calificados que salieron de Europa del Este. 

El “desperdicio de cerebros” en Estados Unidos

En Estados Unidos, millones de inmigrantes calificados enfrentan obstáculos importantes para ejercer en sus áreas de especialidad, por lo que terminan aceptando empleos que no se alinean a su cualificación o están por debajo de la misma. En total, hay 2.1 millones de inmigrantes subempleados en el país del norte, entre los cuales, 446 mil (21.2 por ciento) son latinoamericanos.

De todos los inmigrantes adultos en Estados Unidos, el 35 por ciento cuenta con un título universitario o superior. Se trata de una cifra comparable con la de los estadounidenses nativos, ya que, en mayo de 2024, alrededor del 40 por ciento de los recién graduados universitarios estaban subempleados. Pese a lo anterior, el subempleo es más común entre los latinoamericanos.

Aunque para muchos el subempleo puede parecer una mejor realidad que no tener trabajo, ya que la tasa de desempleo para los hispanohablantes en Estados Unidos se ubicó en 4.9 por ciento en junio de 2024, 0.8 puntos porcentuales más que la tasa general, se trata de un factor que sólo perpetúa la desigualdad estructural.

El costo económico del “desperdicio de cerebros”

El subempleo repercute en la economía de Estados Unidos. Según el Instituto de Política Migratoria (MPI), representa una pérdida de 40,000 millones de dólares anuales en salarios no percibidos, además de 10,000 millones en impuestos no recaudados. Si nos acercamos más, vemos una economía que no está aprovechando al máximo su fuerza laboral.

¿Y cuál es el costo para los inmigrantes? El subempleo se traduce en salarios más bajos y un techo para su progreso profesional; por otro lado, su talento es desaprovechado, porque podría ser determinante para cubrir la demanda de trabajadores en sectores económicos clave. 

Causas del desperdicio de cerebros

El «desperdicio de cerebros» o el subempleo de inmigrantes altamente calificados no ocurre por falta de talento o preparación, más bien por una serie de barreras estructurales que dificultan su integración al mercado laboral:

  1. Estatus migratorio irregular: como muchos llegan sin la documentación adecuada, tienen poco acceso a empleos formales. Los documentos en orden son un requisito indispensable, sin embargo, incluso con permisos temporales, los empleadores temen que los inmigrantes puedan perder su estatus migratorio.
  2. Dificultades con el idioma: si bien muchos tienen dominio respecto del inglés vinculado con su profesión o manejan tecnicismos, necesitan habilidades avanzadas para interactuar en diferentes entornos laborales. En este sentido, la dificultad de comunicación representa un obstáculo.
  3. Falta de redes profesionales: como sucede en diferentes ámbitos, los contactos son clave para acceder a empleos calificados, y los inmigrantes recién llegados suelen carecer de ellos, por lo que sus oportunidades son limitadas.
  4. Revalidación de títulos: hay profesiones reguladas como la medicina, el derecho y la docencia que requieren licencias específicas que traen consigo años de estudio y altas inversiones económicas. La cuestión es que este proceso puede tomar entre uno y seis años.

Sectores con más y menos oportunidades

Las barreras mencionadas no afectan por igual a todas las profesiones. Existen áreas como la medicina, la abogacía y la farmacología que son las más difíciles de retomar debido a que cuentan con estrictos procesos de certificación y deben cumplir con regulaciones estatales. Por ejemplo, para revalidar su título, un médico tendría que aprobar exámenes de certificación competitivos, completar una residencia médica y obtener licencias específicas, un proceso que podría tomarle al menos cinco años.

En un término medio están profesiones como la ingeniería, la arquitectura y la contabilidad, que, aunque requieren validaciones específicas, tienen menos trabas comparadas con el sector médico.

Del otro lado de la moneda, las áreas tecnológicas, como análisis de datos, desarrollo de software e inteligencia artificial, presentan mayores oportunidades. En estas industrias, las habilidades prácticas y la experiencia profesional pesan más que los títulos formales, lo que facilita el acceso de talento extranjero.

La paradoja del “desperdicio de cerebros”

Estados Unidos enfrenta una paradoja: tiene un mercado laboral con más vacantes que desempleados. Según la Cámara de Comercio, hay 8.1 millones de vacantes laborales y sólo 6.8 millones de personas desempleadas para cubrirlas. Este déficit es especialmente preocupante en sectores como la salud, la educación y la tecnología, donde se necesitan trabajadores cualificados.

Organizaciones como Upwardly Global y el Instituto de Política Migratoria están liderando esfuerzos para cerrar esta brecha. Estas instituciones promueven políticas inclusivas y ayudan a inmigrantes a revalidar títulos y construir redes profesionales. Sin embargo, el proceso es lento debido a la descentralización del sistema de credenciales en Estados Unidos y la resistencia de gremios profesionales que buscan proteger los estándares y salarios del sector.

Además, es importante mencionar que los esfuerzos deben de ser de ambas partes, esto es, tanto los países receptores como los de origen deben sumar para reducir el desperdicio. ¿Qué podrían hacer desde su trinchera? 

Estrategias para combatir el “desperdicio de cerebros”

Los países receptores podrían 1) crear acuerdos bilaterales o regionales para reconocer automáticamente credenciales profesionales y académicas, reduciendo costos y tiempos, 2) agilizar la integración de inmigrantes en redes laborales, ayudándolos a conectarse con empleadores y colegas en su área de especialización y 3) diseñar visas o permisos de trabajo dirigidos a sectores con escasez de talento, priorizando la inclusión de inmigrantes calificados.

Los países de origen podrían 1) crear ecosistemas que retengan talento ofreciendo oportunidades en sectores emergentes como tecnología, energías renovables o biotecnología, 2) ofrecer incentivos para que profesionales emigrados regresen, como becas para emprender, financiamiento para proyectos o condiciones laborales competitivas y 3) establecer redes entre los migrantes calificados en el extranjero y las instituciones nacionales para transferir conocimientos, inversiones y tecnología.

En realidad, la solución al «desperdicio de cerebros» debe tener un enfoque integral que conecte los esfuerzos de los países de origen, los receptores y la comunidad internacional, para aprovechar plenamente el talento humano.

En el caso particular de Estados Unidos, a medida que la generación de los baby boomers (generación nacida entre 1946 y 1964) se jubile, el país necesitará encontrar formas de suplir esta creciente demanda de talento. Bajo esta idea, la apertura hacia inmigrantes calificados es una solución lógica e inevitable; por lo tanto, deberán tomarse en cuenta algunas de las estrategias planteadas, aunque siempre bajo una lupa local. ¿Será posible con Trump en la presidencia?

Referencias

Amerise, A. (2024, 24 de septiembre). Desperdicio de cerebros»: el costo para EE.UU. de no aprovechar el talento de los inmigrantes calificados de América Latina. BBC Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/articles/c07evlzy97zo 

Brandi, M. C. (2006). La historia del brain drain. Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Volumen 3 (7). Disponible en https://www.revistacts.net/contenido/numero-7/la-historia-del-brain-drain/ 

Bureau of Labor Statistics. (2024, October 8). Tendencias de empleo de los hispanos en la fuerza laboral de los EE. UU. Commissioner’s Corner. Recuperado de https://www.bls.gov/blog/2024/tendencias-de-empleo-de-los-hispanos-en-la-fuerza-laboral-de-los-ee-uu.htm 

Statista. (2024). Porcentaje de recién graduados universitarios estadounidenses con un trabajo no acorde a su formación o valor entre enero de 2017 y mayo de 2024. Recuperado de https://es.statista.com/estadisticas/1340423/porcentaje-de-recien-graduados-universitarios-de-ee-uu-subempleados/#:~:text=En%20mayo%20de%202024%2C%20alrededor,al%20mismo%20periodo%20de%202023.

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