Pobreza infantil, pobres… ¿porque queremos?

La pobreza infantil es una problemática transversal que afecta a millones de niños en todo el mundo y sus repercusiones traen consigo no solo un problema moral, sino humano, económico y social.

Como subraya el economista José Antonio Alonso, doctor en Ciencias Económicas:

“La pobreza infantil de alguna manera, lanza el gesto acusatorio más que ningún otro tipo de pobreza, no a quien la padece, sino al resto de la sociedad.”

Para entender la problemática necesitamos entender cómo se delimita esta variable, así como sus distintos alcances y enfoques.

“El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto,
quemará la aldea para poder sentir su calor”
Proverbio africano.

Definir la pobreza infantil

La problemática inicial es definir la pobreza de este segmento. 

La medición de la pobreza infantil varía según el país y la región del mundo en la que se encuentre. Sin embargo, hay algunas medidas comunes utilizadas por las organizaciones internacionales y los gobiernos para medir la pobreza infantil.

Una de las medidas más comunes es el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), que utiliza varios indicadores para medir la pobreza en una región determinada. Estos indicadores pueden incluir la nutrición, la educación, el acceso a servicios básicos de salud y de vivienda adecuada.

Otro método comúnmente utilizado es el umbral de pobreza relativa, que se basa en la mediana del ingreso familiar en una región determinada. Los niños que viven en hogares que ganan menos de la media del 50% del ingreso, se consideran en situación de pobreza.

En algunos países, se utilizan encuestas específicas para medir la pobreza infantil. Estas pueden incluir preguntas sobre el acceso a alimentos, atención médica y educación, así como el nivel de ingresos y el tipo de vivienda.

En general, la medición de la pobreza infantil es un tema complejo que requiere una combinación de indicadores económicos y sociales para obtener una imagen precisa de la situación de los niños y sus familias.

En este aspecto, la pobreza no se trata solo de ingresos, sino también de la vulneración del derecho al afecto y la protección. Los niños que crecen sin un entorno de protección y afecto sufren las consecuencias a lo largo de sus vidas. 

Clasificación de los objetivos de desarrollo sostenible para la Infancia en los países de ingresos altos

Nota: Esta tabla ordena a los países por rangos promedio en nueve Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los rangos por objetivo se determinan en función del país a través de 1o indicadores. Se muestra la clasificación de cada país dentro de un objetivo en particular, que va desde 1 para el más alto ejecutante, a 41 para el ejecutante más bajo.

Repercusiones de la pobreza infantil

La pobreza infantil es un problema que debería preocuparnos a todos, ya que sus efectos pueden ser duraderos en el tiempo y condicionan las vidas futuras de las personas afectadas. Además, existe una razón moral y de responsabilidad social, ya que la pobreza infantil nos acusa a todos como sociedad al tener la obligación de proteger y tutelar a los menores que la padecen. No luchar contra este problema es una forma de injusticia y de idiotez colectiva, ya que la inversión en la lucha contra la pobreza infantil es una de las más rentables en términos de rentabilidad social. Esto no solo nos permite crecer como sociedad, sino también eludir costes en términos de salud, violencia y delincuencia, y construir una sociedad más próspera y humana.

La pobreza infantil puede tener importantes repercusiones sociales negativas en los niños y en la sociedad en general. A continuación, se presentan algunas de las repercusiones más comunes:

Problemas de salud: los niños que viven en la pobreza pueden tener una mayor incidencia de problemas de salud, incluyendo malnutrición, enfermedades infecciosas, problemas de desarrollo y discapacidades. Además, es posible que no tengan acceso a servicios de atención médica adecuados.

Bajo rendimiento académico: pueden tener dificultades para acceder a una educación de calidad, lo que puede afectar negativamente su rendimiento académico. Esto puede dificultar su capacidad para obtener empleos bien remunerados en el futuro.

Problemas emocionales y conductuales: la pobreza infantil puede aumentar el riesgo de problemas emocionales y conductuales, como depresión, ansiedad, agresividad y delincuencia juvenil.

Marginación social: pueden sentirse marginados socialmente debido a su situación económica y pueden experimentar estigmatización y discriminación.

Ciclo de pobreza intergeneracional: la pobreza infantil puede perpetuarse en el tiempo y afectar a generaciones posteriores, si los niños no tienen acceso a una educación de calidad y a oportunidades económicas.

En resumen, la pobreza infantil puede tener un impacto significativo en la vida de los niños, así como en la sociedad en general. Es importante abordar esta problemática de manera efectiva para mejorar las condiciones de vida de los niños y promover su bienestar a largo plazo.

Costos económicos de la pobreza infantil

Independientemente de nuestra obligación humana hacia los niños en esta situación, existen implicaciones económicas que también son importantes de resaltar y que posiblemente ayuden a abordar el problema desde una cuestión de eficiencia.

Durante el año 2018, la Universidad de Washington en St. Louis realizó un estudio a cargo de Michael McLaughlin y Mark R. Rank, con el objetivo de cuantificar el impacto económico de la pobreza infantil. Los resultados de este estudio indicaron que la pobreza infantil es un problema mucho más acentuado en los Estados Unidos que en otros países desarrollados.

El análisis buscó evaluar los efectos económicos de la pobreza infantil, midiendo el impacto en la productividad económica, los costos de atención médica y los costos asociados con la delincuencia, la falta de vivienda y el maltrato infantil. Si bien los autores reconocen que existen otros costos importantes, como el daño emocional a los niños, que no pueden ser fácilmente medidos, la media habla del costo comprobable por cada niño en pobreza.

El estudio encontró que la pobreza infantil en los Estados Unidos supera la de muchos otros países desarrollados y que el costo económico más significativo de la pobreza infantil es la disminución del potencial de ingresos futuros de los niños que nacen en la pobreza. Los adultos que experimentaron la pobreza durante su niñez tuvieron una reducción de ingresos de $294 mil millones en 2015. Los costos siguientes más elevados están relacionados con la delincuencia callejera y la mala salud. En total, la pobreza infantil redujo el tamaño de la economía estadounidense en alrededor de $1 billón de dólares en 2015, lo que representa el 5,4% del producto interno bruto.

Situación actual

A pesar de los avances logrados en los últimos años, el problema de la pobreza infantil sigue siendo un tema pendiente. Si bien China e India han logrado sacar a una buena parte de su población de la línea de pobreza, en el mundo todavía encontramos que uno de cada dos pobres es un menor de edad. Además, la tasa de pobreza infantil es mayor que la tasa general de pobreza, y este problema afecta tanto a países en desarrollo como a la mayoría de los países pertenecientes a la OCDE. 

Sin embargo, hay países que han logrado combatir con éxito la pobreza infantil gracias a políticas sociales claramente enfocadas en mejorar el bienestar de los menores.

Según datos de UNICEF, en 2020 alrededor de 1 de cada 6 niños en todo el mundo vivían en la pobreza extrema (Fuente: UNICEF, «The State of the World’s Children 2021»), y de acuerdo con el Banco Mundial, en 2020 el número de niños que vivían en hogares con menos de $1.90 dólares al día (el umbral de la pobreza extrema) se estimó en 356 millones (Fuente: Banco Mundial, «Poverty and Shared Prosperity 2021»).

La pobreza infantil es un problema particularmente grave en África subsahariana y Asia meridional, donde alrededor del 50% de los niños viven en la pobreza (Fuente: UNICEF, «The State of the World’s Children 2021»).

Perspectiva de género

Es esencial también incorporar la perspectiva de género desde el diagnóstico, ya que es fundamental para entender la realidad de la desigualdad de género en diferentes ámbitos. Por ejemplo, al analizar los datos sobre trabajo infantil, se observa que aproximadamente el 60% de los niños trabajan. Sin embargo, esto no toma en cuenta el trabajo doméstico que realizan las niñas dentro de sus hogares. Es crucial hacer visible la situación de las niñas en este aspecto, ya que en muchos casos simplemente no aparecen en las estadísticas, lo que perpetúa su invisibilización y la perpetuación de la desigualdad de género.

Situación en México

Según el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (2022), realizado cada dos años por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se evidencia que en México la situación de pobreza afecta a más del 50% de las personas menores de 18 años, lo cual representa un gran desafío para el país. Este sector de la población experimenta carencias significativas, como el acceso limitado a servicios de seguridad social, lo que impacta en su calidad de vida y en su desarrollo integral. 

El mismo informe muestra un preocupante panorama para la niñez y adolescencia en México. En el año 2018, el 50.3% de este segmento de la población se encontraba en situación de pobreza, mientras que para 2020 la cifra ascendió a 52.6%.

En cuanto a la pobreza extrema, en 2018 el 8.7% de la población infantil y adolescente se encontraba en esta situación, mientras que para 2020 la cifra aumentó a 10.6%, lo que se traduce en 3.9 millones de personas menores de 18 años con ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades alimentarias y sociales básicas.

El informe también destaca que 7 de cada 10 niños, niñas y adolescentes presentan al menos una carencia social, mientras que para la población de 18 años o más la cifra es del 65.8%. La carencia social más frecuente es el acceso limitado a la seguridad social, con una prevalencia del 58.0% en 2020, seguida del acceso limitado a servicios de salud, que aumentó de 14.3% en 2018 a 27.5% en 2020. Es fundamental implementar políticas y programas que atiendan esta problemática y que garanticen el bienestar y desarrollo integral de la niñez y adolescencia en el país.

Trabajo infantil

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2020 había alrededor de 160 millones de niños en todo el mundo involucrados en el trabajo infantil, de los cuales 79 millones realizaban trabajos peligrosos (Fuente: OIT, «Global Estimates of Child Labour 2020»).

La mayoría de los niños involucrados en el trabajo infantil se encuentran en Asia y África, con 79 millones y 34 millones de niños involucrados en el trabajo infantil, respectivamente (Fuente: OIT, «Global Estimates of Child Labour 2020»).

Los niños que trabajan a menudo se ven privados de la educación, lo que puede perpetuar el ciclo de la pobreza. Según la OIT, en 2020 aproximadamente el 9% de los niños que trabajaban no asistían a la escuela, en comparación con el 3% de los niños que no trabajaban (Fuente: OIT, «Global Estimates of Child Labour 2020»).

Soluciones

A continuación, se presentan algunas medidas y propuestas que se están implementando en diferentes países para reducir la pobreza infantil:

Programas de transferencia de efectivo: en muchos países se están implementando, ya que proporcionan un apoyo financiero directo a las familias con niños. Estos programas pueden ayudar a garantizar que los niños tengan acceso a alimentos, atención médica y educación.

Educación gratuita: la educación es un derecho humano fundamental, y proporcionar educación gratuita y de calidad a todos los niños es una forma efectiva de reducir la pobreza infantil. Muchos países han implementado programas de educación gratuita para garantizar que todos los niños tengan acceso a la educación.

Políticas de apoyo familiar: muchos gobiernos están implementando políticas de apoyo familiar, como el cuidado infantil subsidiado y la licencia parental remunerada, para ayudar a las familias a cuidar a sus hijos sin tener que preocuparse por la pérdida de ingresos.

Acceso a servicios de salud: proporcionar acceso a servicios de salud es fundamental para garantizar la salud y el bienestar de los niños. Muchos países están implementando programas de seguro de salud y proporcionando acceso gratuito o subsidiado a servicios de atención médica.

Inversión en infraestructura: la inversión en infraestructura, como la construcción de carreteras, puentes y sistemas de transporte público, puede ayudar a conectar a las comunidades rurales y urbanas, y proporcionar acceso a empleos y servicios.

Eliminación de barreras para el empleo: muchos gobiernos están trabajando para eliminar las barreras para el empleo, como la discriminación de género y la falta de oportunidades de empleo, para ayudar a las familias a salir de la pobreza.

Reducción de la desigualdad: fundamental para abordar la pobreza infantil. Muchos países están trabajando para reducir la brecha entre ricos y pobres a través de políticas fiscales, reformas educativas y programas de empleo.

Estas son solo algunas de las medidas y propuestas que se están implementando en diferentes países para reducir la pobreza infantil. Es importante que los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad en su conjunto trabajen juntos para abordar este problema crítico y garantizar que todos los niños tengan la oportunidad de crecer y desarrollarse de manera saludable.

Conclusión

No se debe ver a la infancia solo como la potencia del adulto en el que se convertirá, sino que se debe considerar a los niños como seres capaces de incidir en la realidad que les afecta. A pesar de ello, hay una tendencia a caer en un paternalismo que debería ser superado. Los menores deben ser consultados y tratados como sujetos de participación activa en la sociedad.

Por otro lado, se plantea la cuestión de si los menores deberían tener derecho al voto. Aunque no hay una respuesta clara, es un debate que se debe abrir y discutir en profundidad. Una opción sería permitir el voto a los menores que expresamente lo soliciten, lo que implicaría una cierta madurez y preocupación por los problemas sociales. También se puede considerar la posibilidad de rebajar la edad mínima para votar a los 16 años, aunque garantizar la seguridad de los niños, no debería de responder hacia su capacidad de voto.

En conclusión, la pobreza infantil es un problema que nos concierne a todos y que debe ser abordado con seriedad y compromiso. La protección y el bienestar de los niños es una responsabilidad colectiva y la lucha contra la pobreza infantil es la mejor inversión para construir una sociedad más justa y próspera.